miércoles, 3 de octubre de 2007

Fotografía

El encuentro con Adrian fue realmente lento, como una fotografía tomada en el momento justo. Fue una tarde muy cálida, no caliente, de esos climas en los que uno se siente a gusto de estar parado justo en ese sitio y no en otro. Ese día Gustavo se lo había tomado libre y quería disfrutarlo completamente solo. También había decidido apagar su celular porque Rafael lo llamo toda la tarde desde que se entero que iba a estar libre. Estaba sentado en una de las banquitas del centro comercial Chipichape con una revista alemana sobre diseño en una mano y un Lucky Strike en la otra. Era exquisita aquella foto de un apartamento loft en el centro Berlín, totalmente blanco con un pequeño sillón color terracota. Alguien se sentó al lado de Gustavo, estaba tan sumergido en aquella fotografía que no le presto atención. De pronto, cuando empezaba a aterrizar de su viaje por Alemania, directo en el Bonilla Aragón, Gustavo empezó a escuchar tarareada la misma canción que escucho el día que se tomo una cerveza con Adrian en aquel bar de barrio nueve años atrás. Sentado a su lado estaba Adrian, mirándolo fijamente, con esa misma mirada que había visto el día que Gustavo tomo el avión hacia Italia. Los momentos fueron eternos, Gustavo se demoro mucho en analizar lo que sucedió. Lo miro, solo lo podía mirar, no era capaz de hablar, no creía que el fuera el.
- Este mundo es muy pequeño ¿no? – Dijo Adrian
Gustavo siguió en silencio. Pensó en todo el tiempo que había esperado por este momento y cuando realmente estaba sucediendo no pudo decir nada. Un largo abrazo y una lágrima en la mejilla de Gustavo fue lo único que se pudo ver en ese cuadro. Lo abrazo como tratando que ese momento se adhiriera a el por siempre. Gustavo sintió que el tiempo se detuvo, que la espera se había terminado. Por fin tenía a su amigo, a su confidente al lado suyo. Nunca pensó que este encuentro seria tan repentino, realmente nunca pensó que pasaría.

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